“The mission of an architect is to help people understand how to make life more beautiful, the world a better one for living in, and to give reason, rhyme, and meaning to life”
“La misión de un arquitecto es ayudar a las personas a entender cómo hacer la vida más bella, el mundo mejor para vivir y dar razón, rima y sentido a la vida.”
Individualista a ultranza y ajeno a los clichés, Frank Lloyd Wright (1867-1959) encaró cada proyecto como si fuera el primero y el único. No militó en el movimiento moderno, pero nos legó un puñado de iconos del siglo XX, como la Casa de la Cascada (1939) y el Museo Guggenheim de Nueva York (1959). Su obra trascendió más allá de lo que muchos nunca creyeron, y el tiempo le dio la razón.
Sin embargo no es por estas obras más conocidas por lo que consideramos a Wright como un icono de nuestra inspiración, si no por sus casas usonianas.
Frank Lloyd Wright lanzó el concepto de casas usonianas con el objetivo de conseguir una vivienda asequible para el americano medio durante los años 30, coincidiendo con la política del New Deal del presidente Roosevelt. Intentó conseguir sistemas constructivos económicos y sencillos que combinaban dos formas complementarias de reducción de costes: Una parte de la construcción estaba diseñada para resultar tan sencilla que no necesitara de operarios especializados y que pudieran participar como mano de obra los mismos usuarios, mientras que otra parte estaba diseñada para poder montarse directamente en el taller y llegar ya montada a la obra. Así pues, se construirían directamente en la obra la solera de hormigón y un núcleo de ladrillo o piedra local, mientras que los tabiques de lamas y listones llegarían a la obra ya montados desde el taller. Wright tenía ideas claras y precisas del papel que la industria y la máquina deben jugar en la construcción.
Para Wright la estandarización era inevitable, de manera que el arquitecto debía diseñar pensando tanto en el material como en la máquina que lo trabajaba, dando lugar al predominio de las líneas rectas y las formas geométricas simples. Así pues, las casas usonianas se basaron en formas más abstractas y geométricas que las que componían proyectos anteriores de Wight como las casas de la Pradera de principios de siglo. La estructura de estas casas se basaba en una rígida malla geométrica que facilitaba la prefabricación y aseguraba la coherencia global del conjunto, pudiendo ser el módulo de esta malla tanto rectangular como triangular o incluso hexagonal.
Para economizar Wright utilizaría preferentemente madera laminada de cedro para prácticamente todos los elementos de estas casas, incluyendo tanto los tabiques y la cubierta como el mobiliario. Una forma de integrar el mobiliario en el proyecto arquitectónico y conseguir la mayor economía posible utilizada por Wright fue diseñar gran parte de los muebles usonianos, como armarios, estanterías y mesas, como elementos fijos e integrados en el diseño formal y constructivo de las casas. Cuando esto no era posible Wright utilizó los mismos tableros de madera laminada que usaba en los tabiques de las casas y un sistema constructivo suficientemente simple para que pudieran ser construidos por cualquier carpintero o incluso por el propio usuario en lugar de un ebanista especializado.
Los principios inspiradores de las casas usonianas de Wright están más vigentes que nunca:
- Construir viviendas asequibles pero de calidad
- Utilización de métodos de construcción sencillos y económicos.
- Estandarización empleando sistemas modulares
- Prefabricación de elementos en taller, reduciendo los tiempos de construcción
- Utilización de materiales naturales, fundamentalmente la madera
- La integración y armonización de la arquitectura con el entorno
- Diseño de espacios interiores integrando el mobiliario en la arquitectura.
Definitivamente, el señor Wright y sus casas usonianas son fuente de inspiración para nosotros.